Reflexiones después del terremoto de
abril 16 del 2016
30 de abril
del 2016
“Todos podemos cambiar la realidad de
otro.
Especialmente en casos de desastres.
Solo es cuestión de comprometernos a
poner el hombro"
Karla Morales
Las pérdidas humanas y “económicas” del terremoto
El 16 de abril de 2016 un
terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter, con epicentro en Pedernales,
provocó una verdadera tragedia que, hasta el momento, ha causado la muerte de
más de 650 personas, casi 30 mil heridos atendidos y más de 29 mil personas
albergadas[3]. Este es, sin duda, uno de los
golpes más fuertes que ha sufrido el país en los últimos años en términos
humanitarios. De hecho, el terremoto del 16 de abril se encontraría entre los 40
terremotos de mayor intensidad en el Ecuador medidos desde 1541 según la escala
de Medvedev (que toma en cuenta los efectos destructivos en la población)[4]. Tomemos en cuenta que solo en el
siglo XX han ocurrido varios terremotos de similar magnitud como: 1906,
Esmeraldas (8,8 en la escala de Richter; número de fallecidos no determinado,
aunque algunas fuentes señalan 1.600 personas); 1942, Manabí (7,8; más de 200
fallecidos); 1949 Ambato (6,8, con más de 6.000 fallecidos); 1987, Napo (6,1 y
6,9; más de mil fallecidos); 1998, Bahía de Caráquez (7,1; tres fallecidos y 750
personas sin hogar).
La sociedad ecuatoriana,
luego del segundo boom petrolero, ahora vive una de sus etapas más oscuras. Si
antes la crisis económica ya ponía complicado el panorama, ahora el terremoto
nos hace recordar -de la forma más cruda posible- nuestra propia condición
humana, nuestra fragilidad, nuestra finitud.
Cabe admitir que hablar
de economía en este tipo de situaciones parece una banalidad, una pequeñez. Sin
embargo, todo depende de qué entendemos por economía. Si aceptamos que el
estudio de la economía tiene como meta garantizar la subsistencia material de
una sociedad para que esta sobreviva en el tiempo (y no una simple
“maximización” de beneficios) entonces, nos guste o no, incluso en la tragedia
más grande la cuestión económica es relevante.
De todas formas, debemos
hacer esta reflexión económica -más allá de las cuestiones inmediatas- si
deseamos que las víctimas del terremoto subsistan no solo en las próximas
semanas, sino incluso en los próximos meses y años.
Empecemos reconociendo
que -evidentemente- nuestro país no es la única sociedad que ha vivido estas
tragedias. De hecho, en los últimos años han sido varios los terremotos
acontecidos en el planeta, con diferentes magnitudes y consecuencias tanto en
términos de vidas humanas como incluso en “costos” económicos (los cuales son
insignificancias en comparación a las pérdidas humanas). En el cuadro 1 podemos
ver un resumen de tan penosos eventos y sus distintos impactos.
Cuadro 1:
Terremotos en el mundo durante los
últimos años
Año
|
País
|
Magnitud (Richter)
|
Víctimas mortales (personas)
|
Costo (miles de millones de
dólares)
|
% del PIB
|
2006
|
Indonesia
|
6,2
|
5 mil
|
3
|
1%
|
2008
|
China
|
8
|
65 mil
|
147
|
4%
|
2010
|
Haití
|
7
|
316 mil
|
14
|
213%
|
2010
|
Chile*
|
8,8
|
525
|
30 (24*)
|
18%
|
2011
|
Nueva Zelanda
|
6,3
|
166
|
40
|
28%
|
2011
|
Japón
|
9
|
13.135
|
309
|
6%
|
2015
|
Nepal
|
7,8
|
10 mil
|
5
|
26%
|
En el caso de Chile hay discrepancias
en cuanto al impacto económico del terremoto, con fuentes que indican un efecto
de 24 mil millones de dólares en vez 30 mil millones.
Fuente: Elaborado propia a partir de nota
presentada en Focus, abril 20 de 2016: http://focusecuador.net/2016/04/20/reconstruir-a-que-costo-con-que-plata/ y nota de Reportajes, febrero
20 de 2011: http://diario.latercera.com/2011/02/20/01/contenido/reportajes/25-59879-9-cuanto-le-costo-el-terremoto-a-chile.shtml
Como vemos en el cuadro 1, los
efectos tanto en vidas como en términos económicos son extremadamente
diferentes. El terremoto que más víctimas mortales ha provocado en los últimos
años sucedió en Haití -el país más pobre de América- mientras que el terremoto
de mayor impacto económico en millones de dólares se dio en Japón donde, por
cierto, se evidenció también una mayor magnitud en la escala de Richter.
Esto muestra que posiblemente gran
parte del impacto final (en vidas y en dinero, magnitudes nunca equiparables)
que posee un terremoto no solo depende de su magnitud, sino de las
circunstancias específicas de cada país. Por continuar con el ejemplo, en Japón
los niveles de ingreso permiten que exista una mayor infraestructura e incluso
mejor preparada para afrontar terremotos en comparación a Haití.
Mientras que las pérdidas humanas en
estas tragedias son evidentes, el entendimiento de las pérdidas económicas es
mucho más difuso. En particular, hay dos tipos de pérdidas económicas que deben
estimarse: las pérdidas en infraestructura (tanto productiva como no productiva)
o pérdidas de stock; y las pérdidas en términos de la producción
que se deja de obtener o pérdidas de flujo. A causa de esta división, las
pérdidas que se llegan a recoger en indicadores como el PIB son únicamente
pérdidas de flujo. En cambio, las pérdidas causadas por la destrucción de
residencias, hoteles, infraestructura vial, etc., no se recogen en el PIB sino
en el llamado stock de capital fijo, el cual es una magnitud que ya de
por sí posee importantes dificultades de medición[5].
Por ejemplo, en el terremoto de 2010
en Chile, las pérdidas económicas oficialmente reconocidas en 30 mil millones de
dólares se dividieron en 21 mil millones en infraestructura (pérdida de stock,
con 10.357 en pérdidas privadas y 10.583 en pérdidas públicas) y 9 mil millones
en producción que se dejó de realizar (pérdida de flujo). Cabe señalar, no
obstante, que en las cifras de pérdida de producción hay discrepancias, y
algunas fuentes señalan que en realidad estas fueron de 3 mil millones[6].
En el caso ecuatoriano, una primera
cifra sobre el costo de reconstrucción de los daños causados por el terremoto
(asociable a pérdida de stock) la brindó el presidente Rafael Correa, indicando
que esta se encontraría entre dos y tres mil millones de dólares, además de
indicar que la reconstrucción llegaría a tomar de dos a tres años[7] (según otras fuentes se podría
llevar hasta cinco años[8]). Esto hace suponer que las
pérdidas de stock representarían alrededor de mil millones de dólares por año,
con la posibilidad de demorar porlomenos entre dos a tres años en la
reconstrucción. Tales cifras, sin embargo, solo son aproximaciones “a ojo de
buen cubero”, como dijo el propio presidente, y será necesario esperar antes de
conocer estimaciones oficiales más precisas[9].
Respecto a las pérdidas de flujo, es
decir, de producción, se puede utilizar datos de cuentas nacionales cantonales
del Banco Central del Ecuador junto con estimaciones de las afectaciones al
sector productivo brindadas por la Secretaría de Gestión de Riesgos. Con esa
información (cuadro 2) se observa que el actual terremoto provocaría una pérdida
de producción estimada en alrededor de 2,2 mil millones de dólares si el
porcentaje de afectación productiva se mantiene durante un año.
Cuadro 2:
Pérdidas estimadas de producción por
terremoto del 16 de abril usando cifras oficiales
Provincia
|
Cantón
|
Número de
empresas afectadas
|
% sector
productivo afectado
|
PIB no petrolero
2014 (miles de dólares)
|
PIB no petrolero
perdido (miles de dólares)
|
Manabí
|
Portoviejo
|
2690
|
57%
|
1.447.749
|
825.217
|
Chone
|
383
|
32%
|
265.272
|
84.887
| |
Manta
|
2798
|
51%
|
1.822.281
|
929.363
| |
Montecristi
|
225
|
23%
|
701.926
|
161.443
| |
Jama
|
47
|
57%
|
28.608
|
16.306
| |
Flavio Alfaro
|
45
|
28%
|
41.633
|
11.657
| |
Sucre
|
185
|
36%
|
171.668
|
61.800
| |
Pedernales
|
417
|
80%
|
105.299
|
84.239
| |
Esmeraldas
|
Esmeraldas
|
107
|
3%
|
794.298
|
23.829
|
Muisne
|
56
|
44%
|
73.162
|
32.191
| |
Los Rios
|
Vinces
|
36
|
8%
|
167.150
|
13.372
|
Pérdida estimada en PIB
|
2.244.305
|
Aunque la pérdida agregada se obtiene utilizando datos
de 2014 (último año disponible para cuentas cantonales), sin embargo, como en
2015 prácticamente no existió crecimiento y en 2016 podría darse hasta un
decrecimiento, entonces la pérdida a precios corrientes de 2016 posiblemente sea
similar a la estimada en este cuadro a precios de 2014.
Fuente: Secretaría de Gestión de Riesgos, Banco Central del
Ecuador. Elaboración y estimaciones propias.
Juntando las pérdidas de stock y de
flujo provocadas por el terremoto obtenemos que, al menos en el primer año, la
pérdida agregada sería de un poco más de 3 mil millones de dólares (mil
millones de stock y dos mil millones de flujo). Posiblemente en el segundo y
tercer año de reconstrucción las perdidas vayan disminuyendo a 2,5 o 2 mil
millones, dado que al avanzar la reconstrucción, se recuperan las capacidades
productivas de los cantones más afectados. En total, la pérdida agregada en los
tres años de reconstrucción hipotéticos podría estar llegando a 7,5 mil
millones de dólares.
En general, es difícil -y hasta
sombrío- establecer la pérdida tanto de stock como de flujo económico que sufren
Manabí (con 645 personas fallecidas y 24.117 personas albergadas hasta el
momento) y otras provincias afectadas como Esmeraldas (3.543 albergados), Los
Ríos (240 albergados) e incluso Santo Domingo (5 fallecidos y 885 albergados) a
causa del terremoto del pasado 16 de abril. Aparte de las víctimas, una
estimación oficial preliminar del 23 de abril indicó que existieron 4.430
edificaciones destruidas y 2.740 edificaciones afectadas (cifras que
evidentemente irán cambiando a medida que pasen los días y exista información
más precisa). Estos aspectos deberán considerarse al momento de hacer
estimaciones económicas más completas.
En el caso particular de Manabí
(quizá la provincia más afectada durante el terremoto), en el año 2014 su aporte
al PIB nacional fue de 5.614 millones de dólares (5,56%)[10]. Por tanto, si se llega a
establecer que el terremoto destruyó, p.ej., la mitad de la capacidad productiva
de la provincia, solo eso implicaría una pérdida de flujo económico de 2,8 mil
millones de dólares.
Pero reiteremos, todas las
estimaciones mencionadas son muy preliminares y aún será necesario que pasen los
días para conocer tanto el número final de personas fallecidas y personas en
albergues, así como el efecto final del terremoto en la economía ecuatoriana. Lo
deseable sería que todos esos números no aumenten más…
La “peculiar” reacción del gobierno
La tragedia vivida especialmente en
Manabí y Esmeraldas (en donde mientras los cantones más grandes han recibido una
mejor atención, varios recintos pequeños y poblados no han percibido casi
ninguna ayuda oficial) ha generado una respuesta espontánea de solidaridad por
parte de la sociedad civil. Sin duda es algo loable y meritorio, pero debemos
admitir que será difícil que se sostenga en el tiempo. El problema de las
personas afectadas por el terremoto no implica solo su subsistencia inmediata,
sino sobre todo la necesidad de retomar su vida cotidiana (en particular para
los damnificados).
Aprovechando esta problemática muy
cruda, el gobierno presentó el 20 de abril a la población un paquete de medidas
de emergencia que supuestamente servirían para atender la crisis provocada por
el terremoto; cabe anotar que estas medidas no vienen acompañadas de ningún
esquema que permita avizorar un plan de reconstrucción... son medidas con
carácter recaudatorio, y punto. Las medidas planteadas (para las cuales se
buscarían mecanismos para que no rijan en las zonas afectadas) en términos
tributarios bajo el nombre de “Ley de contribución solidaria con las víctimas
del terremoto de Ecuador” son las siguientes[11]:
-
El IVA para todas
las compras pasa del 12% al 14% (por un año). Una primera estimación de la
posible recaudación sería de 750 millones de dólares, pero en realidad este
monto será menor, como veremos más adelante.
-
Aporte de un día
de sueldo para quienes ganen más de mil dólares. Quienes ganen entre 1.000 y
2.000 dólares donarán un día de sueldo en un mes; para aquellos con ingreso de
2.000 a 3.000 dólares se donará un día de sueldo por dos meses. De 3.000 a
4.000, un día por tres meses. De 4.000 a 5.000 serán cuatro meses y, desde 5.000
dólares en adelante se entregará un día de sueldo durante cinco meses. Esto
aplica tanto para trabajadores públicos como privados. Posible recaudación de 86
millones de dólares.
-
Se establece por
una sola vez la contribución del 3% adicional sobre utilidades de las empresas.
Posible recaudación de 160 millones.
-
Se establece, por
una sola vez, el 0,9% de contribución para personas naturales con patrimonio
mayor a un millón de dólares (según SRI alrededor de 4.100 personas tendrían que
pagar esta contribución). Posible recaudación de 70 millones.
Aparte de las medidas tributarias
arriba mencionadas, también se están considerando medidas adicionales
como:
-
Exenciones
tributarias y ampliaciones de plazos para pago de impuestos en las zonas
afectadas.
-
Venta de algunos
activos del Estado.
-
Posibles nuevas
emisiones de bonos de deuda externa, junto con el uso de líneas de crédito
especiales para situaciones de emergencia (unos 600 millones en líneas de
contingencia provenientes de organismos multilaterales de crédito).
-
Incluso
negociación de una línea de crédito “sin condiciones” con el Fondo Monetario
Internacional.
Según fuentes oficiales todas las
medidas de carácter tributario arriba mencionadas generarían alrededor de mil
millones de dólares en ingresos adicionales para el sector público[12], los cuales -por cierto- entrarían
directamente en la cuenta única del Estado.
Una de las piedras angulares de esta
“respuesta” es el alza del IVA en dos puntos porcentuales, pasando del 12% al
14%, con el cual se podría generar alrededor de 750 millones adicionales (y
frente a la cual las demás propuestas realmente se quedan cortas al revisar los
montos esperados de recaudación)[13]. Ahora, cabe indicar que, a
pesar de ese incremento del IVA, el propio gobierno ha admitido que el monto que
se recaudaría podría ser entre 25 a 30 puntos porcentuales menor a la
recaudación obtenida en 2015, que bordeó los 6.352 millones de dólares. La
principal razón para que, a pesar de incrementar el IVA en dos puntos, la
recaudación total disminuya respecto al año anterior se debe a que la economía
ya venía contrayéndose. Por lo tanto, aún es incierto el monto efectivo que se
podría recaudar con las políticas propuestas por el gobierno.
Teniendo presente estas primeras
estimaciones, se muestra bastante complicado que, al menos en el corto plazo,
sea posible conseguir los aproximadamente 7,5 mil millones de dólares previstos
para los próximos tres años, que, a priori, estimamos necesarios para afrontar
la reconstrucción y compensar la pérdida por contracción en la producción de las
zonas afectadas (producción que necesariamente debe reponerse a fin de
garantizar especialmente a las personas damnificadas un ingreso mínimo que les
permita subsistir en estas condiciones extremas).
Cabe considerar que, aunque la
política de incremento del IVA se presente como “temporal” para un año, lo más
probable es que luego la medida se transforme en permanente (a eso sumemos que
Correa no cumplió su promesa de campaña del 2006 de reducir dicho impuesto del
12 al 10%). Esto se puede dar debido a que, a medida que la población se vaya
acostumbrando al nuevo nivel de precios con el 14% de IVA incorporado, luego de
un año, si se mantiene la escasez de recursos por parte del sector público, este
difícilmente tendrá motivaciones para retornar el IVA al 12%.
Pero más allá de esta posible
transformación de medida temporal en permanente, lo cierto es que el IVA es un
impuesto que permite una rápida recaudación, pero representa un impuesto
regresivo, pues proporcionalmente lo pagan más los que menos tienen. El propio
Rafael Correa lo describe así:
“Impuesto Regresivo: Impuesto en el cual la
tasa impositiva implícita (ratio entre pago de impuesto e ingresos) disminuye a
medida que se incrementa el ingreso del contribuyente. De esta manera, el que
más gana es el que menos paga en proporción a sus ingresos. Todo impuesto que se
establece como un porcentaje fijo sobre el precio de los bienes es regresivo.
P.ej.: Impuesto al Valor Agregado (IVA). Si el IVA es 10% y un bien cuesta 100
USD significa que se paga 10 USD de impuesto independientemente de cuánto gana.
SI una persona tiene un salario de 1000 esto es el 1% del salario, mientas que
si el sueldo es de 100.000 este impuesto es apenas 0,01% del salario” Rafael
Correa (2012). Ecuador: De Banana Republic a la No República.
Es decir, para afrontar la crisis
provocada por el terremoto (asumiendo que efectivamente los ingresos obtenidos
con los nuevos tributos se destinen a ese fin, a pesar de que todos los fondos
pasen a la cuenta única del Estado), se ha decidido profundizar el uso de
impuestos regresivos en vez de fomentar impuestos que afecten directamente a las
ganancias de grandes empresas, así como mayores cargas tributarias a quienes
obtienen mayores ingresos. Esto demuestra, también, que el gobierno no cumple
con lo que dispone la Constitución de Montecristi, que establece en su artículo
300 que “se priorizarán los impuestos directos y progresivos”.
De hecho, en las actuales
circunstancias, para alguien que gane 5.000 dólares al mes contribuir con apenas
167 dólares al mes por cinco meses no parece un gran aporte. Notemos que el PIB
per cápita mensual del Ecuador bordea los 1.200 dólares mensuales, de modo que
ingresos de más de 5 mil dólares realmente son excepcionales para nuestra
realidad… Mientras que el incremento del 12 al 14% del IVA afectará
relativamente más a quienes tienen menores ingresos. Es más, inclusive las
personas afectadas por el terremoto tendrán que pagar el impuesto incrementado
del IVA al 14% (aunque, según declaraciones oficiales, luego el IVA sería
devuelto a las personas afectadas[14]).
Aparte de la reforma tributaria
urgente en nombre de la “solidaridad”, recordemos que recién se acabó de aprobar
la “Ley Orgánica de Equilibrio de las Finanzas Públicas”, en donde se
incrementan los impuestos a gaseosas, cigarrillos, cervezas, entre otros (al
mismo tiempo que se intenta dar un impulso -exageradamente tardío- al dinero
electrónico como medio de pago). Estas medidas recaudatorias tampoco se insertan
en un plan que contemple acciones destinadas a preservar la salud de la
población, a pesar de que esta intencionalidad se esgrime como el objetivo para
su aprobación. Se espera que esta reforma tributaria (que ya se había propuesto
en la Asamblea Nacional antes del terremoto) genere alrededor de 335 millones de
dólares en lo que resta de 2016 y alrededor de 492 millones de dólares en 2017[15]. Notemos que solo el incremento
del IVA de la reforma “solidaria” generaría más ingresos que todos los impuestos
incrementados para el “equilibrio de las finanzas públicas”. Realmente parece
que ambas propuestas formaran un mismo paquete.
Otra medida que llama muchísimo la
atención es el anuncio de que, luego de sucedido el terremoto, el gobierno haya
solicitado una línea de crédito al Fondo Monetario Internacional. Tal línea de
crédito no tendría ningún “condicionamiento” según ha mencionado el ministro de
finanzas Fausto Herrera[16]. Si bien todo tipo de ayuda en
la obtención de recursos es útil en estos momentos, realmente es bastante
peculiar que se haya recurrido precisamente al Fondo Monetario Internacional,
que no tiene como objetivo prestar recursos para proyectos específicos. Solo
recordemos aquellas palabras del propio Correa al decir que “mientras más
lejos tengamos al FMI y al Banco Mundial, los grandes culpables de la debacle
de América Latina en los últimos 20 años, mejor nos irá”[17].
Aún no se conoce el monto de la línea
de crédito a la que tendría acceso el país, sin embargo, podría pensarse que
este sería la consolidación del restablecimiento de relaciones entre el gobierno
y el FMI (y el Banco Mundial) que ya venía gestándose desde el año 2014[18]. A ratos parecería que el
terremoto sirve como pretexto para este reencuentro con el FMI, tomando
en consideración, además, que el gobierno de Correa ha avanzado en la aplicación
de varias medidas de inspiración neoliberal -tan cercanas al Fondo- como la
flexibilización laboral u otras.
Sin duda, ante todo este escenario,
el futuro no se muestra nada alentador…
Para reflexionar: entre la solidaridad y el oportunismo
Las medidas adoptadas por el gobierno
no están a tono con la solidaridad que en este momento se necesita en el país.
Mientras que un impuesto regresivo se expande, no se muestra una real voluntad
de contraer todo el gasto público innecesario. Peor aún, el propio Correa
intentó “negociar” políticamente la eliminación de sus “enlaces ciudadanos” y de
instituciones improductivas como la “Secretaría del Buen Vivir” si, a cambio, la
oposición vota a favor de su propuesta tributaria “solidaria” (propuesta que, a
la final, solo quedó en retorica)[19], cuando la eliminación de gastos
innecesarios debería ser algo indiscutible sobre todo en estos
momentos.
Dada esta respuesta del gobierno ante
la crisis del terremoto, parece claro que a la final no serán los que más tienen
y más ganan los que asuman con el costo de la atención a las víctimas y de la
posterior reconstrucción de las poblaciones afectadas. La expansión de impuestos
regresivos como principal respuesta es completamente elocuente con esta
interpretación.
Son necesarias medidas de ajuste
fiscal. No cabe duda. Si el país no tiene ahorro para estas emergencias, el
dinero debe salir de sus propios habitantes, ahora o mañana, vía endeudamiento
adicional. Podemos discutir por qué no hay esos fondos de emergencia o si la vía
del endeudamiento es la mejor, incluso ahora que resulta muy difícil conseguir
nuevos créditos. Esas discusiones son válidas (y las plantearemos en otro
momento), pero no resuelven el problema financiero urgente que vivimos
hoy.
Toda política no es ni buena ni mala
per se, mucho depende de los objetivos que esta persiga y de cómo se la
instrumente. Si el gobierno realmente busca financiar la reconstrucción de las
zonas afectadas por medio de un mecanismo institucionalizado de “solidaridad
social”, la propuesta que plantea no se muestra como una buena alternativa. En
especial, el incremento del IVA podría generar en el muy corto plazo una mayor
recaudación de impuestos y mayores ingresos para el sector público, pero a la
larga, con una economía que ya venía en contracción, lo más probable es que
surja una contracción en términos de demanda agregada, y la propia economía se
contraiga. Además, casi ni se tocan (ni se mencionan) a los grandes grupos
económicos, ganadores de la expansión económica de los últimos años, y que en
muchos casos aun en medio de la tragedia siguen lucrando (¿o acaso algún centro
comercial ha decidido vender sus productos a precio de costo para quienes hacen
donaciones?).
Ahora, si el objetivo del gobierno es
aplicar políticas que le permitan llegar políticamente “vivo” hasta el 2017 (por
desgracia, ese objetivo parece que seguirá en pie por más tragedias que viva el
país), entonces las políticas planteadas tienen su propia lógica. El aumento del
IVA y la posibilidad de incrementar ingresos en el muy corto plazo le puede
resultar útil al gobierno para ir reduciendo su necesidad de financiamiento
(establecida en, al menos, 6,6 mil millones de dólares según el Presupuesto
General del Estado, y que varias fuentes incluso han estimado en 10 mil millones
de dólares o más[20]).
Inclusive una posible contracción de
la economía en 2016, que se preveía como inevitable antes del terremoto, podría
ser oficialmente justificada considerando los efectos económicos del mismo
terremoto, a pesar de que la tragedia solo provoque parte de la contracción. Y
si a esa contracción se suma una menor demanda agregada, hasta es posible que se
reduzca la presión sobre las importaciones existente en la balanza comercial,
dándose una menor salida de dólares. En otras palabras, la economía se
contraería de forma importante, colapsando en el mediano plazo, pero
posiblemente la dolarización gane un poco más de tiempo extra, al igual
que la propia imagen política del gobierno[21]. Sin duda esta es una situación
tenebrosa en donde la economía monetaria sobrevive con el sudor, sangre y
lágrimas de quienes sufren.
Si deseamos una real alternativa que
ayude a las personas víctimas del terremoto, debemos ir mucho más allá de
políticas cortoplacistas y que únicamente alimentarán las arcas fiscales durante
unos pocos meses (en las etapas finales del gobierno de Correa).
Las alternativas existen, y deben
fundamentarse en el principio de que quienes más ganan y más tienen son quienes
más deben contribuir (¿no es acaso la pobreza y la miseria importantes razones
para que mucha de la infraestructura de las regiones afectadas no haya sido
capaz de soportar el embate del terremoto?). Entre posibles alternativas que
consideramos no solo viables, sino ahora urgentes para intentar salir
adelante en medio de la crisis económica y humanitaria que vivimos
proponemos:
-
Al menos por dos
o tres años (según lo que dure la reconstrucción) se debería exigir que el techo
máximo salarial de los funcionarios públicos sea de 3 mil dólares mensuales, ¡no
más! Esto podría generar un ahorro de unos 600 millones de dólares al
año.
-
Eliminar
instituciones del sector público que son innecesarias de forma inmediata,
sin utilizarlas como instrumento de negociación política. Así mismo, repensar en
la necesidad o no de que las plataformas gubernamentales entren en
funcionamiento.
-
Disminuir
inmediatamente el IVA a 10% a fin de tratar de reanimar la demanda agregada, e
incluso a fin de motivar a que la gente haga más compras para
donaciones.
-
Exigir a que las
grandes cadenas comerciales vendan canastas de bienes de emergencia a
precios de costo, de modo que se incentive la ayuda. Tales canastas
podrían ser adquiridas por quien desee ayudar y el centro comercial canalizaría
los productos a las zonas afectadas a través de organizaciones de la sociedad
civil.
-
Exigir a grandes
cadenas comerciales, farmacias, telefónicas, etc., que provean bienes y
servicios gratuitos en las zonas afectadas, reguladas por el gobierno, pero sin
que este haga propaganda con esa ayuda.
-
Revertir la “Ley
de Equilibrio de Finanzas Publicas”, pues los impuestos sobre las bebidas
azucaradas y demás reformas tributarias van a terminar golpeando precisamente a
las clases populares.
-
La contribución
sobre los patrimonios mayores a un millón de dólares debería ser de, al menos,
un 3% y no de apenas 0,9%. Tal tasa debería ser progresiva, con un techo máximo
de 15% por la emergencia.
-
Aumentar
progresivamente la tasa del impuesto a la renta desde 35% a todas las personas
que obtengan ingresos mayores a los 3 mil dólares mensuales, en vez de una
miserable contribución única de un día de sueldo.
-
Instrumentar de
forma urgente un impuesto sobre las ganancias extraordinarias (p.ej. utilidades
sobre patrimonio neto mayores a 20%) o, en su defecto, un impuesto sobre los
ingresos extraordinarios.
-
Venta únicamente
de activos improductivos del Estado (p.ej. aviones presidenciales, vehículos
motorizados, etc.), pero sin permitir la venta ni la privatización de activos
productivos, empresas públicas o recursos considerados como estratégicos, como
son los campos petroleros maduros.
-
Institucionalizar
y entregar un bono de emergencia (mitad en dinero, mitad en especies) a todos
los damnificados, de modo que la ayuda llegue incluso después del impulso
inicial dado por la sociedad civil.
-
Crear una
veeduría ciudadana, independiente del gobierno central y los gobiernos
descentralizados de Manabí y Esmeraldas, que se dedique a verificar que los
ingresos obtenidos por las reformas tributarias urgentes se enfoquen
exclusivamente a ayudar a las zonas afectadas. La posibilidad de un fideicomiso,
alimentado con fondos públicos y privados, no debería ser totalmente descartada,
siempre que sea administrado por representantes de los damnificados y miembros
de la sociedad civil, y no con el objetivo de “privatizar la
reconstrucción”.
-
Armar de forma
urgente un plan de reconstrucción y transformación económica para las zonas
afectadas. Ese plan integral debería establecer como prioridad máxima reactivar
de inmediato la economía popular y solidaria, incluso para que los damnificados,
dentro de lo posible, puedan recuperar su cotidianeidad y autoestima. Igualmente
es necesario que se tomen medidas oportunas para que las nuevas construcciones
estén capacidad de resistir este tipo de situaciones.
-
A partir de dicho
plan, desarrollar proyectos de reconstrucción con alianzas público-privadas,
pero especialmente con pequeños y medianos productores y constructores,
fomentando el empleo en las zonas devastadas (procurando emplear sobre todo a la
propia población damnificada). Al mismo tiempo, deberán realizarse mayores
controles en la calidad de la nueva infraestructura.
-
Así mismo el plan
deberá tener una clara estimación de los gastos necesarios para recuperar tanto
las pérdidas de stocks como las pérdidas de flujos económicos, pero sin permitir
que los grandes capitales privados aprovechen las circunstancias para
enriquecerse (p.ej. cadenas hoteleras). Al contrario, se debe asegurar la
propiedad de los pequeños y medianos propietarios.
-
Constituir
brigadas para hacer un barrido en toda la región Costa-Norte a fin de
identificar posibles lugares en donde la ayuda aún no haya llegado.
Estas son apenas algunas ideas
gruesas de todo lo que se podría hacer para contribuir a la reconstrucción de
zonas afectadas por el terremoto e incluso a la reactivación económica no solo
de forma inmediata, sino para los próximos meses y años.
Un punto fundamental, que podría ser
considerada como la gran lección del terremoto en el ámbito político, precisamos
fortalecer las capacidades existentes en los distintos niveles de los gobiernos
autónomos descentralizados, mucho más ágiles y efectivas que el gobierno central
(que en este caso parece haber estado más preocupado en sus lógicas clientelares
y en la protección de la imagen presidencial). En línea con esta conclusión es
evidente la necesidad de permitir el desenvolvimiento de las diferentes
expresiones de la sociedad civil[22], que, una vez más, han
demostrado su enorme potencialidad de respuesta.
En suma, la respuesta final no está
en unos pocos “sabios” o en unos pocos gobernantes “iluminados”, menos aún en
aquellos personajes con dobles intenciones sobre todo politiqueras, sino en
manos de la sociedad civil; aquella sociedad civil que hoy ha demostrado una
enorme solidaridad con quienes más sufren. Es decir los sectores populares y
medios, sus familias, todos quienes de una u otra forma no podemos ser
indolentes ante el sufrimiento ajeno.
Si nos organizamos, hasta podemos,
desde los escombros, construir una sociedad nueva, fortalecida, capaz de
imponerse ante la muerte y capaz de olvidar todo odio, todo rencor, superando
desigualdades e inequidades… Por lo tanto, en este momento hay que reflexionar
no solo en la reconstrucción a secas, sino en cómo se puede dar paso a una
reconstrucción participativa y solidaria que se transforme en un instrumento
revitalizador de toda la sociedad.
¿Por quién doblan las campanas si no
es por ti, si no es por todos? La vida nos recuerda lo frágiles que somos, y por
eso debemos aprender a ser humildes y a valorar cada instante. Pero al mismo
tiempo la vida nos obliga a superarnos, a reivindicarnos, a luchar. Pues las
inequidades, las injusticias, el oportunismo seguirán ahí, a pesar de vivir las
tragedias más terribles. Que la adversidad no nos quite la esperanza de mañana
dejar un mundo al menos un poquito mejor del que encontramos.-
[1] Economista ecuatoriano, Escuela Politécnica Nacional y
Universidad Central del Ecuador.
[2] Economista ecuatoriano, FLACSO.
[3] Datos obtenidos del “Informe de Situación No. 48”
presentado por la Secretaría de Gestión de Riesgos. Usamos este informe como
referencia al citar cifras oficiales de personas fallecidas o albergadas, así
como de infraestructura afectada.
[4] El terremoto del 16 de abril de 2016 tuvo una magnitud
de VIII en la escala de Medvedev (daño fuerte). Como referencia consideremos que
el terremoto ocurrido en Ibarra el 16 de agosto de 1868, que prácticamente hizo
desaparecer las ciudades de Ibarra, Otavalo, Cotacachi, San Pablo, Atuntaqui y
poblaciones vecinas tuvo una magnitud de X en la escala de Medvedev
(devastador). Se estima que hubieron de 40.000 a 70.000 víctimas (entre personas
fallecidas y heridas). Al respecto se puede revisar nota de El Comercio,
abril 18 de 2016: http://www.elcomercio.com/datos/terremotos-ecuador-sismos-data-emergencias.html
[5] Por cierto, posee un nombre bastante inadecuado pues
reduce a la categoría de “capital fijo” tanto a los stocks de maquinarias,
herramientas, e infraestructura productiva como a los stocks de construcciones
residenciales, construcción civil y otros que no necesariamente contribuyen en
la producción como “capital”.
[6] Ver nota de Reportajes, febrero 20 de 2011:
http://diario.latercera.com/2011/02/20/01/contenido/reportajes/25-59879-9-cuanto-le-costo-el-terremoto-a-chile.shtml
[7] Ver nota de Agencia Andes, abril 24 de 2016:
http://www.andes.info.ec/es/noticias/presidente-ecuador-estima-entre-2-3-puntos-pib-costo-reconstruccion-tras-terremoto.html
[8] Ver nota de The Wall Street Journal, abril 21 de
2016: http://lat.wsj.com/articles/SB11742857406225324410504582020313467998098?tesla=y
[9] Según un estudio preliminar del Ministerio de Vivienda,
alrededor de 300 millones de dólares serían necesarios únicamente para
intervenir en Pedernales y Jama. Esto se menciona en nota de Plan V,
abril 17 de 2016: http://www.planv.com.ec/historias/sociedad/terremotoecuador-reporte-un-desastre
[10] Según las mismas cuentas provinciales se observa que, de
hecho, Manabí es la cuarta provincia con mayor importancia en el PIB, superada
únicamente por Pichincha, Guayas y Orellana. Notemos también que, para el año
2014, las principales actividades económicas desarrolladas en Manabí fueron la
construcción (895 millones), el comercio (784 millones) y el procesamiento y
elaboración de pescado y otros productos acuáticos (529 millones). Entre estas
tres actividades se recogió casi el 40% del valor total de la producción
aportada por esta provincia.
[11] En una nota de La Hora, abril 20 de 2016, se
presenta un resumen de las medidas propuestas por el gobierno junto con un video
con la declaración oficial brindada por Correa: http://lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101937056/-1/El_IVA_aumenta_al_14%25%2C_por_un_a%C3%B1o%2C_tras_terremoto_de_Ecuador_.html#.Vx0swHqOMQ3. Para una reseña detallada de las medidas propuestas por
el gobierno revisar el artículo de Expreso, abril 21 de 2016: http://expreso.ec/actualidad/el-terremoto-tambien-sacude-los-impuestos-XD270770. Para los montos estimados de posibles recaudaciones de
cada una de las medidas tributarias ver nota de Agencia Andes de abril 21
de 2016: http://www.andes.info.ec/es/noticias/gobierno-ecuatoriano-anuncia-beneficios-exoneraciones-tributarias-afectados-manabi
[12] Este monto se puede verificar en nota de El
Comercio, abril 22 de 2016: http://www.elcomercio.com/actualidad/ayuda-terremoto-manabi-impuestos-rafaelcorrea.html
[13] Este monto se encuentra mencionado en nota de El
Comercio, abril 28 de 2016. Ver: http://www.elcomercio.com/actualidad/ecuador-credito-fmi-reforma.html
[14] Véase al respecto las declaraciones del director del SRI
en nota de El Universo, abril 21 de 2016: http://www.eluniverso.com/noticias/2016/04/21/nota/5537106/autoridades-economicas-explicaron-detalles-medidas-emergencia
[15] Sobre los principales efectos de esta reforma ya
aprobada véase nota de El Comercio, abril 27 de 2016: http://www.elcomercio.com/actualidad/ajustes-reformatributaria-impuestos-asamblea.html
[16] Al respecto véase nota de El Comercio, abril 27
de 2016: http://www.elcomercio.com/actualidad/ecuador-solicito-credito-fmi-terremoto.html
[17] Estas declaraciones se encuentran recogidas en nota de
El Universo, octubre 22 de 2007: http://www.eluniverso.com/2007/10/22/0001/9/72FDBEACF31B48B8843AB35EDED8A4A3.html
[18] Sobre este tema puede revisarse el artículo de Alberto
Acosta (2014): “Lectura sobre el retorno del Ecuador al Banco Mundial”, rebelión.org, abril 14 de 2014. Ver: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=183310
[19] Véase, por ejemplo, las declaraciones de Correa
recogidas en El Telégrafo, abril 21 de 2016: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/ecuador/1/correa-la-oposicion-vota-a-favor-de-la-ley-y-suspendo-las-sabatinas-y-la-secretaria-del-buen-vivir. Una interesante reflexión sobre el hecho de que incluso
en los momentos más difíciles se mantiene el “cálculo politiquero” por parte del
gobierno se puede ver en la nota “Inconsecuencia ante tragedia” de El
Mercurio, abril 27 de 2016. Ver: http://www.elmercurio.com.ec/525660-inconsecuencia-ante-tragedia/#.VyO10nqOMQ2
[20] Véase, por ejemplo, las estimaciones del monto de
financiamiento hechas por Fausto Ortiz en nota de 4Pelagatos, enero 25 de
2016: http://4pelagatos.com/2016/01/25/la-brecha-de-financiamiento-puede-ser-de-10-000-millones/
[21] A menos que Correa siga manteniendo sus exabruptos
personales, como sucedió cuando apenas unos días después del terremoto amenazó a
las personas afectadas con “detenerlas” si es que gritaban. Véase, al respecto,
el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=MXxk5owqxlY.
[22] Recordemos que un par de días antes del terremoto, el
presidente Correa se expreso, en un seminario en el Vaticano. en duros términos
en contra de la sociedad civil. http://www.eluniverso.com/noticias/2016/04/16/nota/5525616/correa-advierte-sobre-ong-sociedad-civil-vaticano
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